8.10.08

Alfredo Bryce Echenique entrevista por Francisco Véjar



Entrevista exclusiva realizada el 23 de septiembre por el poeta chileno Francisco Véjar, desde Teruel, España.


En 1999 nadie entendió muy bien por qué se iba Bryce Echenique (o más bien, por qué regresaba) a Perú. Después de 34 años de exilio, catorce de los cuales habían transcurrido en su base madrileña, la decisión de volver a su natal Lima tomó a todo el mundo –incluido al propio escritor– un poco desprevenido. Para despedirlo, y cerrar su estancia con broche de oro, le dieron en 1998, el Premio Nacional de Narrativa por “Reo de nocturnidad”. Luego Bryce se arrepintió, y regresó a establecerse en Canarias, afirmando que no podía escribir en Lima porque "cuando abro las ventanas de mi cuarto, entra mucha porquería, hay mucha suciedad en el ambiente”. Y he aquí que ahora regresa al podio, como el hijo pródigo, de la mano del Premio Planeta, a cuestas con el sillón Voltaire que sus novelas han convertido en objeto de culto.
Por todas partes, lo asaltan los malentendidos. Un importante periódico francés lo definía como “el otro peruano”, en referencia a Mario Vargas Llosa, su amigo de muchos años. Ahora resulta que Vargas Llosa escribe sobre Flora Tristán, emparentada de extraña manera con los Echenique. “En vez de preguntarme –se queja Bryce–, de oír todo lo que yo podía narrarle, lo que me había sido trasmitido oralmente en mi familia, resulta que Mario, flaubertiano típico, ha preferido hundirse en los archivos, buscar toda la documentación. Yo soy más stendaliano, lo que me importa es la emoción, el sentimiento”.
Nacido en Lima el 19 de febrero de 1939, Bryce se crió en una familia de banqueros. Nieto de un presidente de la República y descendiente del último virrey del Perú, el escritor tuvo una infancia dorada y frecuentó los mejores colegios de Lima. Esa época ha quedado inmortalizada en “Un mundo para Julius”, evocación del universo extravagante y cruel de la alta burguesía limeña, venida a menos pero no por eso menos celosa de sus buenas maneras.
En 1957, ingresó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en donde estudió simultáneamente Letras (Literatura) y Derecho. En 1963, obtuvo el título de abogado y en 1964 el de Licenciado en Letras, con una tesis titulada "Función del diálogo en la narrativa de Ernest Hemingway". A fines de ese mismo año viajó a Europa para seguir cursos en la Sorbona, en donde obtuvo diplomas en Literatura Francesa Contemporánea y Clásica y preparó una tesis doctoral en Literatura, aún no sustentada. Desde entonces, ha enseñado en varias universidades francesas: Nanterre, Sorbona y Vicennes, Montpellier...En 1977 aparece su novela “La pasión según San Pedro Balbuena que fue tantas veces Pedro, y que nunca pudo negar a nadie”, cuyo título quedará reducido, por la fuerza, al de “Tantas veces Pedro”. Además por esos años publica el volumen “A vuelo de buen cubero y otras crónicas”, que revela su vinculación al nuevo periodismo norteamericano y su visión del sur estadounidense que visitó gracias a una beca de la Fundación Guggenheim. Su pasión por el periodismo se ha mantenido intacta hasta hoy, y lo ha convertido, sin duda, en uno de los grandes cronistas latinoamericanos. Además de sus cuentos, reunidos por Alfaguara en 1995, Bryce es conocido por dos novelas emblemáticas: “La vida exagerada de Martín Romaña”, publicada en 1981, abre el díptico “Cuadernos de navegación en un sillón Voltaire”, que cerrará con “El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz” en 1984 y con el relato “Una carta a Martín Romaña”, incluida en la colección “Magdalena peruana y otros cuentos” (1986). Eterno viajero, su mirada irónica reencarna en una amplia galería de personajes que se han movido siempre entre la necesidad de la búsqueda del camino y la constatación de la pérdida de rumbo, por lo cual quedan vinculados, en primer lugar, al desamor y a un desarraigo de alcances diversos. Su visión de la Europa que conoció en sus correrías académicas cobra una dimensión nueva y desmitificadora, que abarca lugares y acontecimientos como el mayo del 68 a las luchas de la izquierda hispanoamericana. En 1988 se publica Crónicas personales, que supone la ampliación de las editadas años atrás. Regresará a la novela con “La última mudanza de Felipe Carrillo”, de 1988, a la que no volverá hasta “No me esperen en abril” (1995). Entretanto, había editado las tres novelas breves de “Dos señoras conversan” y un curioso volumen de memorias (o antimemorias) “Permiso para vivir”.“Reo de nocturnidad” (1997) supondrá su exitoso retorno a la novela. Poco después llegará la publicación de los, hasta el momento, últimos cuentos, en “Guía triste de París” (1999), y de la novela “La amigdalitis de Tarzán” (1999), cuya traducción italiana obtuvo este año el prestigioso premio Grinzane Cavour.
Ya había sonado como ganador del Planeta. Y el año pasado lo ganó bajo el seudónimo Stanley Black, autor de un manuscrito titulado “El huerto de mi amada”. Una novela que confirma la maestría literaria del más nómada de los escritores latinoamericanos.


revista electrónica editada en la comuna de Ñuñoa en la ciudad de Santiago de CHILE, por los poetas Francisco Véjar y Leo Lobos.

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