3.10.06

Salomón Valderrama poesía peruana hoy



















Deidad que rige sombras
Poesía de Salomón Valderrama

por Maynor Freyre



Salomón Valderrama Cruz nos sorprende con unos poemas audaces, atrevidos y, sobre todo, creativos. Son nueve: Refracción, Despera oh vida, Poeta, Amórfor, Antipoeta, Paraíso, Unigénito, Trueque y Poema en sol... De los cuales cuatro son sonetos en el lato sentido que le dieran sus creadores provenzales, empezando por Piero della Vigna y llegando a quien lo impusiera por su calidad, el Petrarca. Shakespeare y Woordsworth lo cultivaron en inglés, así como otros lo hicieran en Francia y en los idiomas nórdicos.

En español fue el marqués de Santillana quien lo introdujo a nuestro idioma, cayendo luego en la ilustre imaginación de Garcilazo de la Vega. Este último justo empieza uno de sus sonetos con: En tanto que de rosa y azucena... Rosa que tomaría nuestro insigne Martín Adán el título de su primer poemario: La rosa de la espinela, flor siempre presente en el resto de su bella poesía. Lope de Vega, Góngora y Quevedo elevaron el soneto a su máxima expresión.

En el Perú se cultivó desde el virreinato, pasando por el siglo XIX y luego bajo la influencia de Rubén Darío retornaría a principios del siglo XX. Hasta que en Travesía de Extramares (Sonetos a Chopin) Martín Adán lo retoma con maestría excelsa. Lopoldo Chariarse también tuvo un buen logro como sonetista.

Salomón Valderrama, entre Eros y Tanatos, se va construyendo un envidiable mundo de palabras donde incluye arcaísmos y neologismos con citas culteranas así también términos contemporáneos y hasta locuciones latinas. Todo vale en la voz del poseso creador, en ese endemoniarse para armar un universo con un Paraíso de Cartón (no una casa martinadiana), porque es capaz de clonar un niño de ocaso. “Que aunque quiero verme libre, / soy un libro reciclado, / que se come una botella de plástica.” Sólo nos queda pedirle que prosiga con su Del-i-r-i-o, tal cual termina su último poema de esta muestra que nos sirve para degustar, como no lo hacíamos hace mucho tiempo, con la poesía de un joven peruano (salvo con Monserrat Álvarez y Gerónimo Pimentel). O es que “—Deidad que rige frondas te ha inspirado”, como empieza su travesía Martín Adán.



Refracción

De aburrido, aun monja te desvisto:
Regatas del Sur, invencible, practico...

Elevación, maldición que me contempla
Trastocar en frágiles economías:
Masturbar bellezas, pulular poesías...
Latido, deslatido, el que me templa

Firmar, fechar muerte... oh libre perdición.
Inventar sensualidad, besar, derrotar...
Alucinaciones contar hasta matar.
Juez del arte dormirte, ajena ilusión

Como mártir del dolo... oh cosa amada.
Color, motor de la mente; quitar arte.
Oh muerte sola... vivirte y matarte
Rosa, ¡oh hermosa descorazonada!

Asentada... mirar al viajar, copular
Lacra o impura loca del estilo
Ante la no luz... de boca me destilo:
Todo prohibir para encontrar y volar...



Despera oh Vida…

Mas ¡ay! que el bien trocóse en amargura,
y deshojada por los aires sube
la dulce flor de la esperanza mía.
José de Espronceda


¡Despera oh Vida en rutícula transtornada...
Aviación exhumar en alas religiosas,
Cibernética reamar travestidas diosas,
Almorzar belleza incomida y desterrada.

Amental, correr por poesías negativas.
Utópica, tamérica, denti encarcelado;
Etolizar televisor: Color endiosado.
Dolotor del mar grisente de cosas vivas.

Empús reinar y hacer creer en el pecado,
Del futuro iletrado destructor o ingeniero:
Testulación de brío, Manco, enamorado,

Buscador del grano de Tomás Moro en la mano.
Absurdo por botón pero mental y pionero.
Empredido pitonisar mañana al Humano.



Poeta

Debí correr no Cielo entero:
Oro de amor, loco, obrero
Invisible en Mundo, aparecido
En Sur que me deshiela...

Cuando nací morí primero,
Cuando morí viví un segundo.
Primero y no un segundo viví:
Animal, poeta puro.

Músico del futuro frío...
Iluminado, inclemente crío.
Pintor, escultor lúgubre de río:
Manumisor de Sonido.

Reinar escándalo, Comedia,
Disipar belleza que transtorna.
Vivir: Tocar a la que se transforma.
Constante e irredenta.

Crepitaciones te consumen
Poema, laberinto de ciego.
Poesía: Lumen que penetra himen.
Enigma del supere ego...



Amórfor

Construyo en mis dos ojos tuertos
La maravilla que será...
Non omnis moriar...

Cuando superestructura un verso es el soñante:
¡Órgame la gala impía de hacer poesía!
Magma, envés de sangre bebida, cristianía;
Contar las luces de Buda, carne, esperante...

Donde el último soneto se escribiera:
Vuelo mortal despertar, evo, anacoreta;
Rosa mente en torcida de soga viviente...
Hasta soneto no hereditario no viviera.

Soñar desaparecer de amor y en todo:
Despierto y no soñando de amor me embarazo,
Delicado en amor de no cierto en tu regazo,
Científico, dador... reaparecer de amor.

Urubamba de flores en los ríos prohibidos...
Derrumbo no visto, enigmático, conciso.
No eres mono en el que me reconozco amor,
Espolón en que danza invierno himero.



Antipoeta

Abstracto Martín Lutero,
Arrójame en tintero... quebranto.

Rosa frontal del cuerpo insano, ayúdame
A no morir en este obscuro cuerpo santo.
Déjame tocar y ser poeta en nacimiento...
Idolatrado fantasma que nutre el convento.

Rosa, homicida de piel, secreto, perdóname
Elevarme en mi nave, Arca de Anticristo.
Asaltar belleza, hégira de la pobreza,
Encandilada herida que sepulcros reza.

Nacer, no nacer parido, aparecer Cero.
Como Dios aéreo mitología embiste...
Poeta... ser y no haber nacido... impuro.

¡Qué ida seré culpable, inocente por Vacío!
¡Qué vuelta seré inculpado, de muerto... triste
Por haber dicho: Sí, ese Poema es mío...



Paraíso

¡De los ojos del muerto, mi mirada
Paire en faceta a luz cristalizada
Martín Adán


Razón innecesaria en fruición lapidaría
Por escándalo in situ, por ojo humillado.
Ilustre acabado, estás de paso helado.
Enamorado de todo lo que faltaría.

Paraíso de Cartón, leyendo, te daría
Todo, lo que no hiciera, aun en primavera.
Hipocampo embarazado, hombre de pecera.
Alma, corazón ciego, amarrado de utopía.

Libre de edad, viejo, en espera del, divorcio,
No conocer y enamorarme, ubicuidad.
No quiero en este fin, pagar, amor ni comercio.

Actuar y no pensar; haber gozado elevación.
Clonación, mutación tardía, espero en verdad:
Niño del ocaso, acertijos de sublevación.



Unigénito

Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo;
y mientras con mis armas me consumo,
Francisco de Quevedo y Villegas

Crío mío, el dado, malcriado, malherido.
Frontal de la cúspide llorada, de estío
Imperdido, en la moneda, tesoro mío.
Astillado, imán, como Dios, el preferido.

Desdibujado por lo perdido, por pecado;
Recaudador nulo de belleza asustada.
Ajeno asir, ceremonial, poesía hurtada
En la montaña, tino, del dios malhumorado.

Y mejor, aún, pensar atacar mujer, noche,
Disfrutar en las laderas puta, como coche
Cargar ataúd, Cielo, de virgen alumbrada.

Y ser Fin, el único, el mismo de repisa,
De vital literatura: Hijo de alambrada.
Hijo, el temido, Dios, que no va ni a su misa.



Trueque

Tu salto es un segundo congelado
que ni apresura el tiempo ni lo mata:
preso en su movimiento ensimismado
Octavio Paz


¡Nave ilegal, dame a suerte del Poeta!
Podrido, querido, en la antípoda frutal.
Inútil pescador de cuerpo elemental.
Tridente o látigo de Cristo, en grieta...

En el poeta o en el farsante casto
Hay un dictador de océano rostro.
Fino en la secularidad de Castro;
Dulce maíz, hilvanado, del abasto.

Abismo de la universidad espacial:
Comer del tercero para ser primero.
Secretos, trueque, en bombardeo comercial

Cual paradigma de aventura en florero
Somete, roza, amor, el cuerpo de mi ama,
Infernal, de azúcar cismada en la cama.



Poema en Sol...


Me pregunto si eres tú
o si realmente soy yo.
Me pregunto si algún día sabré.
No firmas la belleza que me envías,
que ya me has enterrado y
yo no he firmado el mío.
El tuyo. El dado y no nadado
por secreto u ahogado.

Soy una madera podrida de luz
que flota en la playa de un ciego.
Yo soy el ciego y no el otro,
el tuyo y no el mío,
que jamás compra,
que todo me lo está quitando un banco.
Pobre de mi culpa y de los pequeños míos.

Que la casa es una moneda extraña
en la cual me pierdo o me ahogo.
Ya no sé, mañana, viviré
en una playa con los locos,
fumando o creyendo
que soy el Dios, el vidrio.
Que me he chocanado con el vidrio,
que ya no como ni vidrio.
Que me duele no poder o no encontrar
algún equivalente, equidistante mío,
que se atreva a publicar
mi libro. Tu libro, el libre.

Que aunque quiero verme libre,
soy un libro reciclado,
que se come una botella de plástica
y aéreo sobreviviente de los:
estoy a punto de desfigurarme vivo.
Pero no quiero decir auxilio.
Soy el maquinador de Orión. Del-i-r-i-o.


Lima, Pachacámac, Junio de 2006.
Del libro inédito, Amórfor.
Salomón Valderrama Cruz


Salomón Valderrama Cruz nace en abril de 1979 en Chilia, Departamento de La Libertad (Perú). Realizó estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Universidad Nacional Federico Villarreal. Aparece su primer libro de poemas Encrucijada el año 2002 y, en el 2003, Anemómetro. Ha sido publicado en revistas y otros medios de difusión literaria de Perú, Argentina, Chile, Brasil, Venezuela, Colombia, Estados Unidos, México, El Salvador, España, Puerto Rico, Francia, Canadá y Alemania. Ha sido antologado en Generación del 2000?: Muestra de Poesía Joven (Círculo Abierto Editores, Lima, 2006.) Está por publicar los libros, Facción de imperdido al arte y Amórfor.


Maynor Freyre nació en Lima en 1941. Egresó de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Perú en 1963 y estuvo becado en un curso de periodismo por el Instituto de Cultura Hispánica en Madrid (año 1964). Licenciado en periodismo, fue editor de cuatro importantes diarios peruanos y dos suplementos dominicales, y director de seis revistas. Conferencista en las universidades de Pau y Burdeos (Francia), y en Caracas. Tiene publicados 13 libros: una novela experimental, tres poemarios, dos libros de artículos periodísticos y cinco de cuentos. Figura en cuatro antologías de narrativa corta y en una de poesía. Catedrático de la Universidad Nacional Federico Villarreal en Ciencias de la Comunicación.
La pintura que acompaña este artículo pertenece a Salomón Valderrama y se titula : "Cuatro reyes rojos".

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